29 nov 2011

Recado

No le digas que vine, por favor, le dijo preocupado. La mujer sólo asintió con la cabeza sin prestarle mucha atención.

¿Quién era?, preguntó más tarde la anciana. Era tu hijo, le respondió ella, con el mismo desinterés.

¿Y qué dijo?, volvió a preguntar la abuela. “Lo de siempre, que te matará apenas pueda”.

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