-¿La sensación? Imagina que tienes una manguera conectada en uno de sus extremos a un embudo, y la otra a un orificio bajo el cuello. Y de pronto sacan del refrigerador un vaso lleno de aceite oscuro, espeso y muy helado. Lo vierten por el embudo, y lentamente comienza a esparcirse y a congelar tu pecho por dentro.
Es algo capaz de matar cualquier momento feliz. Y ocurre cuando menos lo esperas. Es entonces cuando pienso que lo más adecuado sería no estar ahí. Peor aún, la solución no es irse, huir o esconderse; es simplemente no estar, en ningún lado.
- ¿No existir?
- Qué comes que adivinas, tarado.
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