14 oct 2010

Sino


El tipo abrió la puerta despacio. Miró casi husmeando, sin hacer ruido, y retrocedió.

- Es tarde- dijo con tono cansado una voz dentro de la habitación. El hombre no se movió y por eternos segundos siguió tomado de la manilla.

- Es tarde- insistió la voz. Fue entonces cuando tuvo aquella revelación inútil, muy a destiempo, que lo dejó muy convencido de que su sino era no estar ni en el momento ni en el lugar preciso cuando ocurren las cosas.

Corrió desesperado, como un loco, a decírselo a su mujer, pero de ella sólo encontró una nota encima de la mesa llena de migas y aplastada con el control remoto del viejo televisor: “no llegaste nunca, y me fui”.